No estaba en mi mente remontarme al Modernismo. Tampoco había pensado en acercarme a Rubén Darío esta tarde, ni a otros grandes cuyos libros pululan por mis mesitas de noche, pero de pronto me vinieron a la mente las palabras de un Viejo Profesor, como él se hace llamar : «Cuando quieras aprender algo, hazlo de los mejores, aunque te cueste, aunque no te sientas reconocido, aunque te agobie la soledad, pero no vayas a quien nada te puede aportar en el pedregoso camino de la escritura. Lee, aprende, escucha, conoce, y empieza a caminar despacio, intentando siempre mantener el equilibrio. Si tropiezas y caes, levántate y sigue. Si te equivocas, empieza de nuevo. Si quieres aprender, aprenderás».

He llegado al recuerdo mientras navegaba por internet intentando acortar una tarde que cada vez se hace más larga y más solitaria. Y en ese recuerdo ha surgido de pronto Rubén Darío. Ha sido un momento mágico, porque él me ha traído a la mente a Daniela, una poetisa cubana, maravillosa, pero que se esconde detrás de ese nombre. Sus razones tendrá, pero en cuanto se me ha cruzado el nicaragüense, he sabido de donde nacía tanta sensibilidad. Un día publicaré alguno de sus magníficos sonetos, pero nunca sin su permiso.

De momento os dejo el quinteto de Rubén Darío: LA CALUMNIA. Sé que en este momento predomina y gusta más el verso libre que los metros tradicionales, yo misma lo utilizo mucho, pero creo que todo tiene su lugar.